Hoy a la madrugada.
No vamos a hacer un recuento de su trayectoria y logros. De eso pulula en internet.
Es una nota personal. Como siempre, autobiográfica. Pero colectiva.
Solano López te llegó, nos llegó, de una forma u otra. En El Eternauta, como lectura obligada. Por placer, o incluso en la escuela. Por la revista Fierro, si te llegó algún ejemplar de la vieja camada. Por incontables publicaciones en incontables revistas y editoriales. Por los aviones zarpados, o por las minas (aún más zarpadas), dos cosas que le gustaba dibujar.
Todos tuvimos un Solano López diferente, y nos acompañó en distintas etapas de la vida. Yo tuve el honor de charlar con él personalmente, en dos ocasiones distintas. La última, en abril de este año. Me resultó simpático. Sentimiento pelotudo si los hay; pero honesto.
Me rompen las bolas los giles, que nunca faltan, que se apuran a decir "Sobrevivirá en sus ilustraciones" o, los más acérrimamente románticos, "sobrevivirá en el recuerdo de nuestros corazones". Qué divertido. Me pregunto qué les hubiera dicho Solano López, o cualquiera en situación similar, si le dicen eso en el lecho de muerte.
Pero eso no quiere decir que Solano López no haya dejado un pedacito de sí mismo en cada dibujo, en cada línea, en cada grafismo. Por eso es que me gustaba como dibujaba. Y por eso lo voy a seguir leyendo.